EL JUEGO COMO HERRAMIENTA DE APRENDIZAJE

“Jugar es recortar un trozo de mundo,

ofrecerlo a alguien

y jugarlo juntos.”

Dice Francesco Tonucci.


Ubicar el juego como la actividad central de la infancia, sin establecer un límite de edad, es central para plantear cualquier abordaje pedagógico o terapéutico. Sin embargo, es frecuente encontrar resistencias a incorporar el juego en los escenarios tradicionales de aprendizaje.

Para abordar el tema es indiscutible el trabajo de Francesco Tonucci, gran pedagogo y referente actual del juego. Contamos también con aportes de autores que posicionaron enfoques didácticos partiendo de la selección y uso de materiales originales. Además, los aportes actuales de las neurociencias nos dan sustento para considerar central la elección de materiales.

Hay mucho ya construido acerca del juego. Sólo para nombrar algunos autores, contamos con los trabajos de María Montessori, la educación creadora de Arno y André Stern, la filosofía Reggio Emilia de Loris Malaguzzi, el trabajo de Emmi Pikler en el Instituto Lóczy, la escuela activa de Rebeca Wild, la Teoría de las Piezas Sueltas de Nicholson, entre otros. Modelos y enfoques gestados en distintas épocas y ciudades, que dieron respuestas a situaciones críticas de cada época, que siguen vigentes y que pueden darnos luz acerca de cómo acompañar el desarrollo infantil. Analizar detenidamente su trabajo nos puede ayudar a incorporar el juego en la realidad social actual.

Stanislas Dehaene en su explicación acerca del compromiso activo, se refiere a la actividad cerebral de generación de hipótesis cuando los niños están interactuando con material novedoso y aprendiendo de él.


“Cuando se ven confrontados a un juguete nuevo, del cual el docente muestra y

explica una función, ya no exploran todas sus facetas, porque piensan que el docente

agotó cuanto había que saber al respecto. Si, en cambio, el maestro los deja ver que

no siempre sabe todo, entonces los niños no desisten de buscar.”



Jugar y aprender:


Cuando planteamos el juego como escenario para el aprendizaje, muchas veces surgen preguntas acerca de los tiempos, de cómo gestionar propuestas didácticas que imaginamos pueden escapar a nuestro control.

Sabemos que gran parte del desarrollo infantil sucede desde el juego, pero nos falta confianza: en el niño y en el juego. Confianza para hacer de esa ocupación preferida de la infancia un posicionamiento didáctico. En contraposición, sucede, cada vez desde más pequeños, que “el niño tiene que abandonar su juego en nombre del aprendizaje”; en palabras de André Stern. Este autor dice “los niños no distinguen entre jugar y aprender” y da cuenta que podemos hacer el trabajo de integrar intereses, juego y aprendizaje en los programas didácticos. De hecho, sostiene su postura en avances de las neurociencias propios de este tiempo.


“La neurobiología ha logrado probar que ningún aprendizaje duradero es

posible si nuestros centros emocionales no se activan. El niño, si no se lo condiciona,

va al encuentro de las cosas que, precisamente, activan esos centros emocionales.

Toda la información recopilada en ese estado de activación de los centros emocionales

se queda grabada inmediatamente de manera duradera.”



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Entornos de juego como respuesta:


A partir de mi trabajo desde el consultorio, me quedan a veces preguntas acerca de las decisiones didácticas de algunas escuelas. Pero no me gusta quedarme ahí y prefiero construir respuestas. Mi biblioteca se multiplica continuamente con libros de autores que desarrollaron enfoques didácticos centrados en el juego. Y sigo encontrando cantidad y variedad de respuestas, todas posturas basadas en el cuidado del desarrollo infantil.

En este sentido, selecciono el trabajo de Almudena García, en su libro “Otra educación ya es posible”. La lectura que hace es acertada y clara: “La escuela se ha dejado imbuir por la lógica de la inflación académica: se fomenta la competitividad desde edades cada vez más tempranas a través de múltiples exámenes.”

Dar lugar al juego en las escuelas es atender el desarrollo infantil y las características individuales en contextos respetuosos. Exactamente eso me convoca a seguir trabajando por espacios amigables con el juego infantil. Creo que cada vez somos más los que pensamos igual.

Para cerrar, vuelvo a tomar el trabajo de Francesco Tonucci, porque sigue siendo muy ilustrador.


“… una actitud, un modo de ubicarnos frente, al lado, o junto con el niño, para crear

con él una relación que nos enriquezca y que nos conduzca a profundizar acerca de lo

que sucede en él mismo y en su relación con nosotros, los adultos.”


Esta cita es tomada de un libro que se llama “Con ojos de maestro” y la mención guarda relación con un intento de no perder el foco. Creo que la propuesta que plantea es clara e irrenunciable: “Es necesario enfrentarse a la complejidad del conocimiento para encontrar los caminos que conduzcan a los verdaderos aprendizajes. La escuela no puede continuar entonces con propuestas que resultan simples y banales y aburridas, porque la realidad es compleja, rica y fascinante.”


María Laura Cutrone

Lic. y Prof. en Psicopedagogía

Posgrado en Neuropsicología Infantil

Creadora de materiales didácticos


Bibliografía consultada:

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